Uno de los factores más importantes para el rendimiento y la vida útil de un LED es la temperatura en la unión, la denominada temperatura de unión Tj. A medida que aumenta la temperatura, disminuyen la eficacia luminosa y la vida útil de un LED. Por tanto, la gestión térmica desempeña un papel fundamental.

Al considerar la vida útil de un LED, se distingue entre fallos paramétricos, es decir, una reducción del flujo luminoso (degradación) y un fallo total, que es independiente de éste. Por razones tecnológicas, el flujo luminoso de los LED disminuye con el tiempo hasta caer por debajo de un valor umbral aceptable para el respectivo ámbito de aplicación. La reducción del flujo luminoso de las luminarias LED debe tenerse en cuenta a la hora de planificar el sistema de iluminación. Por lo general, se utiliza como guía la vida útil nominal media Lx, donde "L" indica el número de horas de funcionamiento dentro del cual se espera que el flujo luminoso descienda hasta un valor porcentual mínimo predeterminado de "x". En el caso de las luminarias LED de alta calidad, el fallo total es insignificante dentro del marco temporal de la vida útil, lo que significa que no desempeña ningún papel en la planificación.

A pesar de la enorme eficacia de los LED, que convierten en luz visible alrededor del 60% de la energía eléctrica suministrada, el calor generado por el 40% restante de pérdidas eléctricas sigue planteando grandes exigencias a una gestión térmica fiable. El calor generado en el pequeño volumen casi puntual del cristal del LED debe disiparse de forma continua y fiable para que no se produzca acumulación de calor ni siquiera en funcionamiento continuo y no se deteriore la vida útil del semiconductor térmicamente sensible. Por tanto, un diseño adecuado y unos procesos de producción precisos son requisitos básicos para poder ofrecer un producto de alta calidad.

Si comparas la luz de distintas fuentes luminosas, notarás grandes diferencias. La luz de una vela se percibe como luz cálida, mientras que la luz de un tubo fluorescente parece más fría. Ambas fuentes de luz son las llamadas fuentes de luz blanca y emiten un amplio espectro de diferentes longitudes de onda. La proporción de los distintos componentes espectrales determina el color de la luz percibida, blanco cálido con mayores componentes rojos y blanco frío con mayores componentes azules.

La luz emitida por un diodo emisor de luz no es la pequeña parte visible de su radiación de temperatura, como en el caso de una lámpara incandescente, sino que se genera por la recombinación de portadores de carga positivos y negativos en la capa de unión del semiconductor. Una gran parte de la energía liberada se emite como radiación electromagnética en el rango visible, es decir, como luz. La eficiencia del LED supera con creces la de una lámpara incandescente. Alrededor del 60 % de la energía eléctrica utilizada se convierte en luz mediante un diodo emisor de luz.